Montse Rabanal – Cardióloga Veterinaria – ECG Veterinaria
Una correcta recogida de información del paciente y de los signos clínicos en todos los niveles es fundamental, desde la anamnesis, la exploración física, la auscultación, las radiografías torácicas o el electrocardiograma.
Por lo general, a no ser que se tengan muy buenos conocimientos de ecocardiografía-Doppler, ésta se suele remitir a compañeros que sí tengan una buena experiencia en este tipo de prueba diagnóstica. Así y todo, en ocasiones, se nos presenta dudas con los datos recogidos en las pruebas más convencionales o en la identificación de las anomalías que detectamos, tanto en las radiografías torácicas como en el propio electrocardiograma.
También en la auscultación, cardiaca, y en este sentido haberla grabado con un fonendoscopio electrónico, nos puede ayudar a intentar determinar si ésta es normal o anormal. En estos casos en los que, 1, no sabemos identificar bien las alteraciones detectadas y su causa y/o 2, no sabemos cómo relacionarlas con la sintomatología que muestra el paciente, la ayuda de compañeros que dedican una atención especial a los procesos cardio-respiratorios, nos podría venir muy bien.
En ocasiones, ciertas especialidades de la clínica veterinaria no nos gustan y no les hemos dedicado suficiente tiempo. La cardiología y las afecciones respiratorias pueden ser una esas especialidades que no tienen la simpatía general de la profesión. Cuando a un veterinario que no tiene especial interés en las cardiopatías, se le presenta un paciente con un cuadro cardio-respiratorio, se le puede hacer más difícil evaluarlo para llegar a un diagnóstico. Ante la opción de dedicar tiempo a indagar en libros, artículos, apuntes de congresos, etc., sobre ese proceso, se le hace mucho más sencillo, rápido y fiable remitir al paciente a otro compañero que tenga más conocimientos en dicha especialidad.
Si por el contrario, tenemos conocimientos buenos (o medianamente buenos), o simplemente nos apetece entrar al diagnóstico en relación a cardiopatías y patologías respiratorias, lo que es aconsejable es, para realizar una buena labor, valorar todos los datos recogidos de una forma sistemática y organizada, empezando por el propio paciente (edad, raza, peso) y enfocando a diferenciar a qué procesos puede estar más predispuesto, añadiendo, después, datos sobre la propia sintomatología e intentando relacionarlos con los diferentes hallazgos de la auscultación, de las radiografías y el electrocardiograma. Una lista de pros y contras de si el signo clínico coincide o no con un proceso cardiaco u otro (o con un proceso respiratorio), puede ayudar a definir más el diagnóstico. Así se puede decidir si es necesaria o imprescindible una nueva prueba más específica o si se puede iniciar una terapia que, con la respuesta obtenida, pueda ayudar a verificar o concretar el diagnóstico.
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