Los perros, y también los gatos, son mucho más sensibles que los humanos al calor, y estos días de verano hay que extremar las precauciones, puesto que un golpe de calor puede ser fatal para nuestra mascota en cuestión de minutos.
El golpe de calor es el nombre común de la hipertermia, una subida del calor corporal hasta tal punto que hay riesgo de daños y mal funcionamiento de los órganos. Sus efectos pueden ser temporales o irreversibles, en función de la raza de perro y del tiempo que haya estado expuesto a una alta temperatura.
Los mamíferos cuentan con un mecanismo que permite a su cuerpo regular la temperatura de los órganos más profundos, pero no es lo suficientemente eficiente en casos extremos, por lo que la temperatura interna sube hasta dañar de forma irreparable algunos órganos.
La temperatura corporal media de los perros es de 39º. A partir de aquí, cuando va subiendo, se van desencadenando una serie de fallos internos, en la medida que su sistema también va perdiendo el control de la situación, que pueden desembocar en la muerte del animal.
El control de la temperatura corporal
Los perros no transpiran, y sólo eliminan el calor mediante tres mecanismos: el jadeo, el sudor a través de las almohadillas de los pies y zonas aisladas y de poco pelo, como el vientre.
El “golpe de calor” normalmente ocurre en un día muy caluroso o en un día de moderado calor que ha seguido a varios días calurosos consecutivos. El calor acaba con las reservas de azúcar y sales del cuerpo del perro.
Los síntomas en tu perro
Aparecen cuando la temperatura interna supera los 42º, la falta o decaimiento considerable de fuerzas, temblores musculares, coloración azulada de piel causada por la deficiente oxigenación de la sangre, la negativa a moverse, la respiración muy rápida o muy costosa, el aumento del ritmo cardíaco, la alteración del color de las mucosas, alteración en la salivación o el tambaleo.
Cómo actuar ante un golpe de calor
Debemos actuar de forma inmediata, no hay que dudar en llevarlo al veterinario ante los primeros síntomas. Si no es posible debemos tratar de que su temperatura baje de los 42ºC. Podemos refrescarlo con un poco de agua no muy fría ni helada pues produce vasoconstricción y hace perder menos calor. También podemos ponerle en la cabeza una bolsa de plástico con hielo machacado o darle cubitos de hielo para que los chupándolos recupere un poco de agua. Es importante darle de beber agua regularmente para evitar que nuestra mascota se deshidrate.
Aunque el animal haya bajado la temperatura, aún no está fuera de peligro pues sus órganos internos pueden estar dañados. Por ello, debemos llevarle al veterinario para que unos análisis de sangre nos digan si su organismo funciona correctamente.